Peggy Sue

K me acaba de enviar un mensaje diciendo que ya viene por mí. No he dormido desde anoche, por la madrugada estuve actualizando la hoja de estilos del sitio y después me quedé leyendo El conde de Montecristo hasta las nueve.

Me duché y me afeité para sentirme fresco. ¡Vamos a ir al diner de Peggy Sue! Ese lugar me encanta, la última vez fui hace un año con mi familia camino a California porque íbamos a Disneyland. Esta vez el destino es el diner. Tomaré fotos para colgarlas acá cuando regrese.


El viaje en carretera duró alrededor de dos horas y media. La temperatura estuvo a 43°C, un calor insoportable. Esperé hasta después de desayunar para tomar fotos de tan insolados que nos sentíamos.

Fachada del diner de Peggy Sue
Fachada del diner de Peggy Sue

En las veces anteriores que he ido no fue dificil encontrar mesa, pero esta vez K y yo tuvimos que pasar a través de varios salones hasta encontrar un lugar disponible. Al sentarnos se acercó una mujer con el típico uniforme de mesera de los años 50, llevaba un vestido verdín ajustado a la cintura con delantal de encaje rosado, cofia, zapatos Mary Jane blancos y por supuesto un gafete dorado que decía Juliette. Nos dio la bienvenida al restaurante y nos trajo el menú. Mientras leíamos el menú y justo porque había tantas personas, otra camarera nos preguntó si ya nos habían tomado el pedido de las bebidas, y a ella le encargamos dos aguas y yo pedí un café.

He encontrado el website del restaurante, así que aquí dejo el menú. K pidió la Marlon Brando Cheeseburger con champiñones y yo pedí una Buddy Holly Bacon Cheeseburger con un huevo. De guarnición nos trajeron una sopa espesada con almejas, una ensalada de papas y papas fritas.

El café tenía un sabor peculiar, muy típico de los diners estadounidenses. No es en nada parecido al café que tomo a diario, pero me gusta. ¡La hamburguesa de K estaba más sabrosa que la mía! Siempre que vamos a comer probamos la comida del otro.

No tomé fotos por dentro del diner porque estaba realmente lleno y me parece incómodo sacar una cámara mientras otras personas estan comiendo, aunque por supuesto ese pudor no es universal porque la familia de españoles que se sentó al lado de nosotros no dudó en sacar fotos con una DSLR mientras comíamos.

Al pagar la cuenta ($50 dólares en total incluyendo la propina) visitamos la tienda de regalos del restaurante. Tienen souvenirs del restuarante y de la ruta 66, una dulcería, heladería, y muchos juguetes. Detrás del restuarante hay un parque con estatuas de dinosaurios.

Parque del diner de Peggy Sue
Parque de Peggy Sue

No duramos mucho tiempo en el parque porque hacía demasiado calor. Tomé fotos de K en el parque y después fuimos a Eddie World, una tienda de dulces afuera de una gasolinera.

Mural a la salida de Peggy Sue
Parte del mural a la salida del diner

Después de cargar gasolina tomamos camino de regreso, haciendo escala en Primm. Por la tarde fuimos al Mercado de Antigüedades de América, donde compré tres blocs de notas. ¡Estaban hechos con floppy disks! Le regalé uno a K, otro a mi hermana, y el tercero lo tengo aquí en mi escritorio.

Para la cena fuimos a comer sushi y después nos quedamos platicando hasta bien entrada la noche.